sábado, 2 de agosto de 2014

El atardecer dorado

El atardecer,
chispas doradas infinitas
que me recuerdan tu presencia,
eternos rayos del último sol que vi.

Tranquilidad;
navego entre el día y la noche,
antes de soñar miro tus alas,
eres mi recuerdo placentero.

Te encontré
tiernamente dormida,
debajo de las nubes que parecen peces,
procuré no hacer ningún ruido.

El cielo se pintó morado
y comenzaron a brillar las estrellas,
eran como tus ojos...
me tiré en el pasto y me quedé dormido.

cuervo