domingo, 12 de febrero de 2017

Autodestrucción

No hay que llorar,
no debo llorar,
no tengo quien seque mis lágrimas ahora,
no debo perder.

Que la oscuridad me cobije en su dulce velo,
que el silencio escuche mis lamentos,
que el tiempo borre mi amargura
y la lluvia oculte mis lágrimas.

He de mentirle al mundo,
tan fácil es fingir una sonrisa
y seguir caminando sin fuerzas
dibujando un camino incierto.

No me queda nada,
debo seguir en línea recta,
el fuego está casi extinto,
pero se niega a morir.

Toda mi repulsión encapsulada,
píldoras de auto odio;
este corazón endeble tiende a la resistencia;
rebelde ante cualquier rechazo, orgulloso de su dolor.

cuervo