Soy parte de la maldición,
entiendo el dolor de
los olvidados,
conozco el sabor del último
lugar,
me alimento de desilusiones
y bebo del néctar de las lágrimas.
Destrozado corazón
aún sangras de tus
heridas,
pero te mantienes de
pie orgulloso
aunque sufras un constante dolor.
Y la soledad me
acompaña,
fiel amiga y dulce
compañera,
seductora de
corazones envenenados,
vampírica presencia que
succiona mis sueños y esperanzas.
Y la muerte, dulce
muerte,
el espectro que
espera por mí,
el fantasma que me
persigue en esta existencia embrujada,
el único amor que
profeso.
Los días pasan y me
aproximo al precipicio,
he buscado tantas
veces la luz de esperanza
pero la oscuridad ha
sobrepasado sus límites,
es como si estuviera
ciego, es la realidad que me pertenece.
Debajo del suelo,
a tres metros debajo
del pasto,
detrás de una vida
infeliz,
con una sonrisa
permanente.
cuervo
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