Ahora, en esta agonía,
escribo para perpetuar
este dolor,
insoportable, pero
que no me lastima,
despiadado y hermoso
a la vez.
Me di cuenta de la vida,
de sus giros
inesperados y oscuros,
me convertí en lobo
y aullé
inconsolablemente a la luna.
Estas letras son para
mí caída,
para el espiral del
olvido,
para el rio de lágrimas
y para todo lo que se
ha perdido.
No es culpa de nadie,
la esperanza muere
cuando abres los ojos,
solo quedan las
burlas al pasado
y una irremediable
sonrisa.
Me abandoné,
congelé mi amor y se
hizo miseria,
me siento cómodo con
eso,
un payaso que perdió la
risa.
He perdido mis alas,
pútrido lamento
nocturno,
una vida en el abismo
habiendo tantísima luz.
cuervo