Una noche lluviosa
pensaba en ti,
mientras el agua escurría
por la ventana,
mi corazón se cerraba
lentamente.
El frió corría por mi
espalda mientras escribía,
la música ahogaba mis
penas
y el café resbalaba
por mi garganta;
mi alma te buscaba
pero solo había oscuridad.
Nunca vas a estar cobijándome
con tus brazos,
quitando las penas de
mis hombros;
la calidez de tu alma
no me corresponde,
solo
voy a conocer el frió de ti.
En mis recuerdos más tristes vas a refugiarte,
reinaras todos mis
sueños imposibles,
cavarás un hueco en
mi frágil alma
y vivirás en el para
siempre.
Llámenme fatalista y
amargado,
pero del amor solo
conozco la desolación,
la desesperanza y
desesperación;
este camino no es fácil
de andar para mis pies…
cuervo
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