miércoles, 20 de abril de 2016

Reflexión

Una noche lluviosa pensaba en ti,
mientras el agua escurría por la ventana,
mi corazón se cerraba lentamente.

El frió corría por mi espalda mientras escribía,
la música ahogaba mis penas
y el café resbalaba por mi garganta;
mi alma te buscaba pero solo había oscuridad.

Nunca vas a estar cobijándome con tus brazos,
quitando las penas de mis hombros;
la calidez de tu alma no me corresponde,
                                                      solo voy a conocer el frió de ti.                                                                  
En mis recuerdos más tristes vas a refugiarte,
reinaras todos mis sueños imposibles,
cavarás un hueco en mi frágil alma
y vivirás en el para siempre.

Llámenme fatalista y amargado,
pero del amor solo conozco la desolación,
la desesperanza y desesperación;
este camino no es fácil de andar para mis pies…

cuervo

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