Alas negras, corazón
purpura;
mujer que me diste
luz,
una lágrima de
esperanza
y llamados del cielo
azul.
Desde esta mí morada
gris
te escribo por última
vez,
eres canción dulce en
mi actuación
réquiem de mis últimos
sueños.
Mi corazón que de ti
se alimenta,
mis pulmones se
regocijan con suspiros;
ecos de un amor
lejano y sin esperanza,
lentamente me embriago
de realidad.
Las últimas notas del
piano
al finalizar una
triste canción,
denotan lo mucho que desearía
verte,
bajo el manto del
cielo que nos cubre.
Una pequeña ventana
en mi miseria,
alas blancas, corazón
rojo,
un pequeño vistazo a
lo más hermoso,
tú, mi pequeño oasis
de vida.
Ahora me hundiré en
mi fría tumba de nuevo,
con mi ropa negra,
botas negras;
pero jamás mi alma será
tan opaca,
has dejado un poco de
luz en mi.
cuervo de la noche
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