Perdido en mis
propios ojos
estoy tan ciego y
apagado,
no era mi intención perderme,
yo no quería dejar de
creer.
Eres la falla en mi corazón,
la última gota de
sangre derramada,
mi última lagrima
verdadera,
mi dolor, mi
oscuridad.
Canciones de la
tierra,
sueños lejanos que
vienen fluyendo,
círculos de madera y
polvo,
lagos envenenados y
dolor que me consume.
En los días que
venias
caminaba hacia
noviembre,
contemplando el final
del camino,
hasta verme etéreo.
En los días que
llegaste
la calma apaciguó mis
instintos,
llegué sonriendo a mi
casa,
caminé bajo la
tempestad como un ser invencible.
Veredas verdes y
pavimento aterrador,
lluvia incesante que corroe
todo,
canciones tras una
consiguiente enfermedad,
locura inminente,
cambios carmesí,
púrpura falso y estúpido.
Se extinguió mi fuego,
ha sido demasiado tiempo
con las lágrimas,
apagaron las mil
velas que ardían por tu sonrisa,
es la inundación definitiva.
Como el humo y las
cenizas,
como el tiempo,
como la felicidad,
como una canción.
No queda más...
corazón colapsado,
miradas muertas,
amor pálido.
cuervo