jueves, 29 de agosto de 2013

El salón rojo

Ojos claros ante el amanecer,
esperando el momento de mi redención,
de mi rendición y la reapertura del gran salón,
el gran y lastimado rojo sangriento.

Mi corazón voló en mil pedazos,
no esperes nuevas sonrisas,
no esperes luz inexistente,
quedé con el carisma de una tabla mojada por la lluvia.

Tiempos de recuperación y cambios,
hay un lugar dulce en la inconsciencia,
en el cansancio y los nuevos caminos;
no todo se pierde al caer en la realidad.

Ojos claros ante la inminente escapatoria,
sueños nuevos, tragedias nuevas,
el cálido llamado de la esperanza,
para después volar en mil pedazos.

Pálida piel, belleza inigualable…
sé donde es mi lugar...
 los sueños son para los ingenuos;
para los débiles e insensatos.

Dejo mis puertas abiertas,
no hay nada que perder;
mi vació ya hecho raíces…
 ¡oh gran salón rojo!, ¡llénate de alegría de nuevo!

cuervo

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