Un solitario de
verdad,
olvidado a los pocos
días,
prescindible,
reemplazable;
el fantasma de todas las
fotografías.
Tanto tiempo mirando
por la ventana,
el sol aparece tan rápido
como la luna;
aun así duermo toda
la mañana para desactivarme,
para evadir las
cuatro paredes que me encierran.
¿Qué será de mis
futuras historias?
¿Qué voy a alardear
al mundo?
¿La esclavitud a mí
mismo
predestinada como una maldición inventada?
Tanto tiempo solo,
entre el polvo y
recuerdos imaginarios,
con mis escapes en
sueños
y la realidad
alterada inconscientemente.
Soledad que echa raíces,
cada día más difícil zafarse
de ella,
celosa amante nefasta,
destructora de
esperanzas y creadora de realidades alternas.
Cuervo
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