Sonidos y colores que estallan,
se enredan y se complementan,
se exprimen y se agrietan,
se hacen viejos.
Equilibrio constante de sí y no,
lo sabemos y caminamos de noche,
por enmedio de la acera,
bajo edificios susurrantes.
Debajo del puente y entre el olor fétido,
sabemos nuestro destino pero nos cegamos completamente,
y pisamos a las cucarachas.
Seres de concreto,
la luz aterra nuestros ojos,
la ciudad nos ha domado,
somos sus siervos hipnotizados.
Pobre de aquel que se llama a sí mismo anarquista,
y maldigo al conformista también,
la ciudad te drena completamente,
pero aún intento ver atardeceres bellos.
Se que tu voluntad es fuerte,
pero terminaras caminando solo,
bajo la noche estrellada,
sobre parabrisas rotos,
sobre concreto frío, hasta caer en un bache.
Asesino de mentes,
la ciudad es el elixir frío del aislamiento y desolación,
te sofoca y exprime,
te alimenta de odio y smog.
cuervo
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