jueves, 28 de junio de 2012

Madrugada

Esta madrugada es tuya,
en esta mi avasallante morada de un ser sumergido
en cartas de oro y pus,
que se mezclan con una pizca de sabrosura.

Loco por un instante,
incoherente y obsceno,
reducido al espacio que me brinda una silla,
encogido y disminuido.

El corazón yermo e insípido de mi cuerpo
Aún conserva un poco de su fuego orgulloso
y continúa avante,
sin importar el terremoto que me trajo el destino.

Esas lágrimas que ya se secaron
gracias al sol de nuevas esperanzas,
formaron las nubes negras en tu verano;
siénteme cuando llueve.

Y con la música de la una de la mañana
invoco a los espíritus de mi oscuridad,
tengo mi alma llena de deseos
y todo lo que respiro eres tú.

Cuervo

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