miércoles, 4 de julio de 2012

La salud de los chistosos


Soy el mismo de ayer,
un flaco individuo platicando con el mismo árbol,
buscando respuestas en las nubes,
envenenándome con la salud de los chistosos.

Sé que yo no he sido un hombre,
pues deje pasar el último trago de licor
que termino en tu garganta
Y se evaporo con el sudor.

En este mismo lugar,
donde abracé al viento buscando consuelo y sanar,
derramo lagrimas añejas
que los trapos de mi ropa vieja no secan.

Olvidarme de lo que hiere
y darle paso a la bondad de la insipiente realidad,
o quedarme aquí sufriendo,
retorciéndome cual gusano sin importancia.

Ven por última vez a mis sueños,
no te pido nada más que un último abrazo,
una corta despedida,
no sé cuando vendrá la calaca de premio en el cereal.

cuervo

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