Puedo morir fácilmente,
si me atropella un autobús
o si me cae un edificio encima,
mi alma puede
arrancarse de mi cuerpo
y en un instante
pertenecer al infinito.
Dejar mi alma perdida
en la oscuridad
donde se encuentra
viviendo desde hace mucho tiempo,
no cabe duda que sabrá
cómo cuidarse,
no hay nada que la
sorprenda ahora.
Y mi corazón se convertirá
en arena,
al igual que mis
huesos y mi cerebro;
para ser uno con la tierra,
para poder llegar al
centro del planeta.
Mientras me pierdo en
estos sentimientos cósmicos
una idea se apodera
de mi conciencia,
la envenena y la hace
morir,
perjudica toda mi anatomía.
Entonces solo pienso
en tu rostro,
en las esmeraldas que
yacen en tus ojos,
aquellos momentos que
no pueden ser
y solo doy vueltas en
círculos para poder escapar.
Sin embargo he
deambulado en las fauces del abismo,
ya sé lo que me
espera,
aunque ahora no puedo
pronunciar tu nombre,
me deslizo por el espiral que ya conozco.
Tengo que moverme rápido
de aquí,
encontrar lo que
estoy buscando es una misión peligrosa,
me enveneno de
colores que ya conocía;
ese maldito purpura
venenoso.
Te necesito aunque
sea un poco,
unas horas solamente,
para después poder
olvidar,
para arrancarme este
parásito del pecho.
cuervo
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